CAMPO BASE DEL MANASLU
(Himalaya-Nepal)
EMOCIÓN. Esa es la palabra que ha definido la etapa de hoy. ¡Mucha emoción!.
Ayer conseguimos salir en helicóptero desde la capital de Nepal. A pesar de sufrir un tiempo muy inestable entre Kathmandú y Samagaón, el pueblo que da acceso al campo base del Manaslu,
No podíamos contar con mejor piloto, nuestra amiga la capitán Priya Adhikar, primera y única mujer piloto nepalí. Ella se encargaría de llevarnos hasta Sama. Ya habíamos compartido alguna aventura con ella en el Dhaulagiri y esta vez no podía ser menos. Nos lanzamos desde Kathmandú con unas condiciones atmosféricas muy complicadas. Al final tuvimos que aterrizar en la pequeña aldea de Lhi, donde pasamos la noche con el helicóptero aparcado en una pequeña plataforma, sobre una prominente torre rocosa.
¡Cómo nos alegra ver que las mujeres de todo el mundo luchan por abrirse camino, con tanto coraje, a pesar de todas las dificultades que impone un mundo gobernado tradicionalmente por hombres!.
También nos produce mucha esperanza el reciente nombramiento en Nepal de la primera ministro: Sushila Karki. Un aliento de esperanza para este pueblo que tanto amamos.
Esta mañana por fin hemos llegado a Sama. No he podido contener la emoción durante todo el tiempo que he pasado aquí. Un reencuentro con grandes amigos. El profesor de la escuela de Sama: Phurbu, nos esperaba con los brazos abiertos. Desde hace muchos años hemos colaborado con él y la escuela de Sama, aportando nuestra ayuda en los momentos que no tenían ningún apoyo. Phurbu nos lo recuerda constantemente con palabras de mucho cariño y agradecimiento.
También nos estaba esperando el lama del monasterio: Phenol Karma, hijo de Lopen Ghurmey Lama, ya fallecido. Con su padre estuvimos hace cincuenta años y más tarde, en mis diferentes expediciones al Manaslu, he compartido muy buenos momentos con él. En la capilla más antigua del pueblo todavía conservan una vieja fotografía de todo el equipo del Manaslu 1975. No puedo evitar que las lagrimas regresen a mis ojos. Recuerdos de mis compañeros ,de todo lo que he vivido en esta montaña y en este pueblo tan especial para mí.
Después de cincuenta años no hemos regresado al Manaslu solo para realizar una actividad deportiva. Revivir los valores humanos de todo lo que he vivido aquí es lo más importante de este viaje.
Nos cuesta salir de Sama, pero prometemos pasar al menos uno o dos días completos cuando bajemos de la montaña.
Un fuerte desnivel de más de mil metros nos lleva al campo base. Ya estamos a los pies de esta montaña tan especial. Ha costado llegar, no por las fuertes pendientes de estos últimos días, si no por todas las complicaciones y dificultades que nos hemos encontrado antes de partir de viaje. Ahora solo dependemos de nuestra piernas y experiencia para disfrutar lo máximo de esta bella ascensión.
¡Un abrazo muy fuerte a todos desde el campo base del Manaslu! Muchas gracias por estar ahí.
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