Un año más, desembarcamos con las bicis en las Merindades, al norte de Burgos. Esta vez, José Manuel y Lourdes nos descubren la Merindad de Montija y la de Cuesta Urria. Los más de veinte peñalaros asistentes nos alojamos a las afueras de Medina de Pomar, en un hotel que resulta ideal para nuestro finde betetero.
El sábado 21 de junio, tras un breve desplazamiento en los coches, iniciamos la vuelta a la Merindad de Montija arrancando en Quintanilla de Pienza.
Alternamos pistas bien ciclables con senderos en los que cuesta trabajo abrirse paso entre la vegetación crecida de esta primavera que ya se nos va, campos de labor con riberas de arroyos y bosques autóctonos, que nos amparan con su sombra.
El calor aprieta, pero no ahoga. El río Trueba,que cruzamos un sinfín de veces, nos acompaña y refresca. Vamos dejando atrás pueblos tranquilos que revolucionamos con nuestras bicis e indumentarias coloristas: Bercedo, donde los muy cafeteros imponen un breve receso, Agüera, Noceco… nos ven pasar bajo el calor matutino, que alivian con sus fuentes. A veces compartimos sendas con el Camino Olvidado, que recorre estas preciosas tierras hacia Santiago.
Callejeamos por Espinosa de los Monteros con calma, empapándonos de su monumental porte, y después de un frugal refrigerio continuamos camino pedaleando… o empujando nuestras queridas bicis según el terreno, a veces exigente, a veces… intransitable. La tupida vegetación nos obliga a rediseñar la ruta sobre la marcha y nos lanzamos gustosos carretera abajo hasta retornar a los coches, ya con tambores de tormenta cercanos. No nos quedamos con las ganas y nos acercamos, ya en coche, a ver las lagunas de Antuzanos, que el ajuste de ruta ha impedido que visitásemos pedaleando.
Unas cervecitas junto a los asistentes a una curiosa boda gótica en el hotel y una estupenda cena culminan esta jornada que a todos nos deja encantados.
Tras una noche de rayos y truenos, el domingo amanece más fresco, para regocijo del personal. Salimos pedaleando del mismo hotel, dispuestos a recorrer la Merindad de Cuesta Urria. El protagonista de esta preciosa mañana, sin duda, es… ¡el barro! Hasta los más cuidadosos sucumben a sus encantos.
Dejamos atrás Medina de Pomar bordeando el río Trueba y avanzamos bajo la atenta mirada de la sierra de la Tesla para cruzar el río Nela camino de Mijangos. Transitamos por pistas y carreteras locales con un ambiente bochornoso que anticipa de nuevo tormenta y que nos incita a finalizar la etapa con un bañito reparador en las pozas del río Trueba, un enclave espectacular del que disfrutamos con los parroquianos en este incipiente verano.
Las bicis también tienen su bañito… que ¡falta les hace! Una buena comida pone el broche final a este fin de semana fabuloso entre amigos en tierras burgalesas.
Concluyo con una despedida muy de José Manuel: ¡muchas gracias, majetes!
Datos técnicos:
Sábado, 21 de junio: 50,5 Km. 595 m. de ascenso.
Domingo, 22 de junio: 37,1 Km. 385 m. de ascenso.
Crónica de Alicia Valencia
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